lunes, 31 de enero de 2011

CAMBIO DE RUMBO EN TÚNEZ Y EGIPTO

Estamos asistiendo, en Túnez y Egipto, a acontecimientos que nos indican un cambio de alcance universal como ya ocurririera en las manifestaciones de Mayo de 1968, y en la caída del muro de Berlín de 1989. Ahora, la juventud formada, la juventud consciente, pierde el miedo a la libertad e intenta transitar hacia el horizonte de los derechos humanos, sacudiendo tiranías y opresiones establecidas y consentidas por los poderosos Estados de Occidente. China, capitalista pero no liberal ni socialdemócrata, sino totalitaria, censura incluso la palabra "Egipto" en internet. En Marruecos se teme a la ola expansiva... ¿Pero quien puede parar estos nuevos impulsos de juventud?
Decía Leonardo Boff, allá por abril del 2008, que las propuestas del G-20 mantienen la acumulación del capital como el motor principal del funcionamiento de la economía y el mercado libre como el lugar de donde se reproduce. Esto sencillamente es más de lo mismo. No ataca las causas que han llevado a la crisis. La crisis económico-financiera es vista fuera del contexto global de crisis: social, alimentaria, energética, climática y ecológica. Todas estas crisis son consideradas externalidades, es decir, factores que no entran en la contabilidad del capital, como son el desplazamiento de millones de personas del campo a las ciudades, la deforestación, la contaminación del suelo, del mar y del aire. Estos factores sólo se toman en consideración cuando se revelan impedimento para las ganancias del capital.
Mis alumnos "pre-parados", con mucho temor a no poder trabajar de forma reglada entre sus 25 y 35 años, están un tanto decepcionados y faltos de esperanza. Creen más en un posible conflicto de civilizaciones, siguiendo los razonamientos estratégicos de Huntington, desde la carrera armamentística, que en la necesidad de una Ética Mundial como propone Hans Küng, Doctor Honoris Causa por la UNED.
Pero, como decía Boff, no es posible evitar la cuestión ética: ¿se trata de una solución que contempla a la humanidad como un todo y que garantiza la vitalidad del planeta Tierra o simplemente se trata de salvar el sistema del capital para beneficiar a los que acumulan? ¿Será una nueva jugada del sistema? ¿Se trata de una crisis en el sistema o de una crisis del sistema?
Efectivamente, todo indica que se trata de una crisis del sistema. Las dos externalidades mayores —la social y la ambiental— no ocupan un lugar central, pero son tan graves que ponen en jaque las soluciones contempladas, sostenibles solamente a corto y medio plazo. Después volverá la crisis... pero ahora estamos contemplando una sacudida social y política sin precedentes.
Lo que de momento se pone en juego son los derechos humanos. Las personas formadas, los jóvenes, mujeres y hombres, no podrán ya renunciar a sus derechos en defensa de la dignidad como humanos. También aquí, en Europa y en España, saltarán los jóvenes cuando se les apriete demasiado y se les haga deambular sin cobertura social, explotándoles con contratos basura, y en precario desde los 25 hasta los 35 o más.
Si los derechos humanos tienen que traducirse en derechos fundamentales, en un marco constitucional, eso tiene que ser asumido globalmente por liberales y por socialdemócratas, por comunistas y por capitalistas, por religiosos y por laicos, sin distinción de sexo o condición. Ese es el problema que, con la variable propia del Magreb, se plantea de nuevo ante nosotros, a orillas del "Mare Nostrum", cuna de grandes civilizaciones, donde ya cayeron en el tiempo los totalitarismos y los absolutismos del poder político, militar y religioso.
Magis ratio quam vis, decían los renacentistas. Más razón (o más cultura) y menos fuerza (o menos armas). Por ahí apunta de nuevo el futuro horizonte.

Reinvirtamos los despilfarros de gasto en masa gris, en salud, en educación y en bienestar para todos, aunque tengamos que asumir, en los países más ricos, un cierto decrecimiento cuantitativo (que no cualitativo). Pues, desde esa nueva perspectiva, será mucho más fácil, contemplar derechos emergentes en el marco de la Carta de la Tierra, que defiende el propio Leonardo Boff.
Hay que estar bien atentos a los signos de los tiempos que se manifiestan ahora entre la juventud populosa y pujante de Túnez y de Egipto, apoyada por líderes y premios nobel de la paz. Quizás estemos asistiendo a un cambio de rumbo mundial.


José Mora Galiana

lunes, 24 de enero de 2011

DIALOGANDO CON JAVIER SOLANA

Desde los tiempos de Ministro de Cultura, allá por el curso político 82/83, le tengo un respeto a Javier Solana como profesor -de gran sensibilidad pedagógica-, como político -de raíces históricas, familiares...- y como diplomático internacional. Quizás por eso me he visto impulsado a leer atentamente su entrevista de este lunes en Cinco Días, y a tratar de reflexionar y dialogar con él sobre la realidad cambiante de nuestro momento histórico.
Javier Solana, aunque a sus 68 años no está satisfecho de todo lo que ha hecho -lo que ya muestra un alto grado de realismo e inteligencia-, cree que todavía puede realizarse en cuanto que persona y aportar a los demás sus conocimientos y experiencia como Presidente del Centro de Economía y Geopolítica Global ESADE. Su energía de juventud, energía moral y vital, sigue un proceso de adaptación a las circunstancias históricas y biológicas. Pues no es fácil ser un ciudadano comprometido, y a la vez responsable y libre.
Algunas de las frases que nos transmite vienen a decir lo siguiente:
1) Andamos por el mundo sin tener una idea de por dónde va. No tenemos un mundo fácil ya que, además de estar inmersos en una crisis económica, todo lo que está sucediendo no se había producido antes. Ejemplo: los países llamados emergentes están haciendo que cambien las cosas, aunque algunos son "reemergentes", como el caso de China, que siempre ha sido una potencia, salvo durante siglo y medio que no lo fue.
2) Es necesario un mayor esfuerzo por conocer mejor por donde puede evolucionar el mundo. Ejemplo: el mundo empresarial no puede tener el objetivo de competir en un mundo pequeño, sino en un mundo global. En la actualidad, nadie, ni las personas ni los países resuelven los problemas en solitario sin la ayuda y cooperación de otros. Por tanto, se debe actuar de manera más inteligente.
3) Ayer luchábamos contra la falta de libertades. Hoy tenemos que reflexionar sobre el mundo del mañana, un mundo más multipolar, multilateral, y global. Hace falta una institución de gobernanza internacional, mundial. Pero no podemos seguir afincados en el Estado-Nación si queremos conseguir la gobernabilidad mundial. El mundo ha cambiado y seguirá cambiando. Hay que realizar un gran esfuerzo de adaptación a esa realidad dinámica y cambiante.
4) El proceso de adaptación va a ser un proceso permanente. La clase empresarial tiene que adaptarse a la nueva realidad para ganar en competitividad. Pero también las fuerzas del trabajo y la materia gris (digo yo). En Europa, un país de tamaño parecido a España y cuya economía va bien es Polonia. En cuanto al mundo global es interesante la transferencia hacia la zona del Pacífico. Ahí, hay que competir también en materia gris. Necesitamos tener gente preparada y primarla. La investigación tiene que tener un mayor reconocimiento social pues, al final, "será el descubrimiento tecnológico o científico lo que nos haga avanzar". La materia gris es la materia prima más importante. Hay que invertir en materia gris.
5) La cooperación entre lo público y lo privado es fundamental en todos los ámbitos, desde la lucha contra la pobreza a los grandes temas, como el cambio climático, la energía o los recursos naturales. Hace falta un mayor y mejor liderazgo político para que los problemas se resuelvan y las realidades se gestionen mejor.
¿Qué pensar de las guerras?
Las guerras, ahora, tienen un carácter diferente a las de la Iª y IIª Guerra Mundial. Pero ahí queda la mancha negra de Los Balcanes y el enquistado conflicto del Oriente Medio. Son situaciones que duran más de 30 años... No hablemos de las guerras del desierto -añadiría yo- y de la estrategia del "choque de civilizaciones" en vez de favorecer entendimiento y diálogo...
¿Para cuándo la reinversión de las guerras -por el dominio de las fuentes de energía- en inversiones de materia gris, educación, salud, seguridad y bienestar social? ¿Por qué se ocultan incluso los conflictos, a veces reiterados y anuales, en países de población negroafricana ricos en energía y en materias primas?
Si en un futuro próximo seremos menos -caso de que decrezca la población (cosa que todavía no ocurre en poblaciones emergentes)-; y si la riqueza también será menor en términos relativos...(sobre todo en los países históricamente más ricos) ¿en qué van a consistir los nuevos procesos de "readaptación"?
Parece claro que las realidades de las grandes civilizaciones y sus poblaciones tendrán que ir reequilibrándose en China, en India y en Japón; en África Negra, y en América latina; en la Civilización Islámica y en la Civilización Occidental -de Norteamérica, Europa y Australia-. Pero es evidente que cualquier perspectiva o visión etnocentrista supondrá un alto grado de miopía en el horizonte del mañana. Es más, no sólo tendrá que haber "reequilibrios" sino también una mayor nivelación social si de verdad se quiere ir acabando con los conflictos de civilizaciones y los conflictos internos de las distintas poblaciones, países y Estados.
Aunque, como Javier Solana, no esté uno satisfecho de todo lo realizado, merece la pena seguir trabajando por un Mundo más justo, más libre, y más solidario.
Más allá del crecimiento económico hay que seguir avanzando en crecimiento humano, aunque ello implique un relativo decrecimiento de los países más ricos. En la Comunidad Humana es importante el concurso de toda persona y de todos los pueblos.
José Mora Galiana

domingo, 2 de enero de 2011

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA

León Lasa, letrado y escritor, invita a mirar hacia 2016, en su artículo de este lunes en el Diario de Sevilla. Empieza con una referencia bíblica: la de las vacas gordas y las vacas flacas en tiempos de José en Egipto. Habla después de la solidaridad generacional y trae al recuerdo un buen hacer de los "indios iroqueses" que, al parecer, tomaban las decisiones teniendo en cuenta el impacto que podrían producir en las siguientes siete generaciones. Finalmente, señala el desengaño del progreso al constatar la interinidad y la precariedad laboral, fruto en buena parte del "hispercapitalismo" y del "hiperindividualismo.
¿Qué hacer?
Con esta pregunta, como si fuera un joven profesional de treinta años, he ido entrevistándome con compañeros o amigos (A, B, C, y D) de mi generación del 68.
A) me habla de cooperación internacional en América Latina y África -sobre todo en el Mediterráneo y en el África Negra Occidental-. Me recuerda la tesis de la novela de Saramago: La balsa de piedra: la península Ibérica (España y Portugal) desgajándose de Europa y navegando hacia el encuentro de las dos orillas -al Oeste y al Sur, Sur Oeste-. Me sugiere, sin desgajarse de Europa, la necesidad de potenciar los programas INTERREG IIIB, del espacio Atlántico. Objetivos: Desarrollo humano, desarrollo local, intercambios, movilidad de la juventud, fomento de la iniciativa de base o profesional y fortalecimiento de la sociedad civil emprendedora. De hecho, los movimientos migratorios son exponente de esta necesidad. También la emigración de nuestra gente joven, aquí desocupada, "pre-parada" o en situación laboral no satisfactoria ni creativa emprende esta aventura.
B) mira las cosas desde una cierta atalaya, como diseñando el planeamiento de un territorio. Tiene la experiencia del luchador, del profesional, del ejecutivo y del responsable solidario o mancomunado de varias sociedades, incluida la familiar o patrimonial. Busca los puntos y los ejes seguros, pero no descarta ninguna posibilidad dentro del globo terráqueo, siempre que sea objetivamente viable. Aguanta bien el tirón de la crisis, y presiente que, a principios de 2012, empezaran a normalizarse las cosas. La producción China no es de calidad, dice. El África Negra tiene demasiada corrupción interna (entre sus elites) y externa (siguiendo los hábitos del colonialismo y neocolonialismo). Berlín-París es un eje a tener en cuenta, en Europa. Entiende al Estado como un cuarto socio de su empresa. Es lógico, dice, pagar el 25% en impuestos si ello produce buenas redes de comunicación y servicios públicos pero no todos los pueblos tienen por qué tener aeropuerto, tren de alta velocidad o metro, eso es imposible, no es viable. No se puede vivir por encima de las posibilidades reales.
C) es más del centro centro liberal conservador: Estado mínimo y economía privada o liberal a 3/3 (como en las herencias); un tercio de libre disposición en liquidez; el otro tercio a medio y más largo plazo: plazo fijo, inversiones en entidades del IBEX (pero teniendo en cuenta que España ha perdido peso entre la elite bursátil y que, entre los países de la vieja Europa, Reino Unido y Suiza son los mejor situados en relación a EEUU); plan de pensiones, y seguros; y el otro tercio, en patrimonio (inmuebles y muebles, tierras rústicas o solares urbanos).
D) juega la doble baraja de lo público y lo privado, de lo funcionarial y lo empresarial, dice de la fórmula económica anterior que depende. Prefiere el día a día y el estar atento a los cambios que se producen. Curiosamente no es amigo de muchos papeles pero sí de garantizar lo conseguido. Entiende que un volumen de ingresos inferior a 100.000€/año no puede considerarse actividad emprendedora ni menos todavía empresarial, con lo que las zonas rurales de montaña quedan prácticamente descolgadas del sistema mercantil. ¿Dónde la cohesión y la solidaridad territorial? En la reserva. Lo principal serían las grandes urbes. La euforia liberal conservadora se centra en las urbes - aunque se tema en ellas a la inseguridad y a la falta de cohesión social -.
Un quinto amigo, sociólogo y observador, desea un año 2011 con menos paro (ahora en el 20% o algo más de la población activa). Todas estas personas de mi generación hemos tenido nuestras opciones y hemos hecho nuestra vida con más o menos ingresos, unos más y otros menos, sin que se cerraran del todo las puertas. Para los que han tenido más dificultades o menos posibilidades el Estado de Bienestar (Estado Social y Democrático de Derecho) les otorga un mínimo. Y para una parte reducida su pobreza, aunque grave, es relativa, porque siempre hay la posibilidad de acceso a algún tipo de ayuda o, al menos, a la salud pública..., que los situados son capaces de privatizar porque dicen que es muy cara y está mal gestionada.
¿Qué hacer? La juventud tiene la palabra. Ellos son parte afectada, que va a tener que afrontar el futuro inmediato. Pero quizás deban tener en cuenta cómo la experiencia de los mayores y su pragmatismo no los ha hecho demasiado solidarios, a pesar de sus ideales y sueños del 68. Hoy, como dice León Lasa, 1/3 de la ciudadanía española entre 25 y 59 años se declara afectada por la precariedad laboral y social, y ha estado en paro durante más de un año...
¿Qué hacer en estos cinco años que nos quedan de vacas flacas? Generar actividad y empleo; trabajo, salud, educación, creatividad y realización personal y social, a pesar de las circunstancias adversas. Pero hay una cuestión básica: el cambio de mentalidad desde dentro. De seguir siendo tan individualistas será imposible salir de la situación actual de grandes brechas sociales.
Quizás sea muy bueno actualizar, en tiempos de escasez, la formula de los 5/5 y entrenarse en su ejercicio durante los próximos cinco años para actuar austeramente cuando vuelvan, si vuelven, las vacas gordas: 1/5 de libre disposición corriente y diaria; 1/5 de reserva intocable; 1/5 de impuestos, tasas, comunidad y otros servicios públicos; 1/5 inversiones rentables a medio y largo plazo (ejemplo: ¿energías renovables? ¿teleco?...); 1/5 en bienes rústicos, urbanos y culturales. Pero ello supondría, al menos, unos ingresos netos de unos 2.500€/mes. ¿Cómo lograrlos? Esa es otra cuestión.
José Mora Galiana